"SEÑOR K, un cómic que no hubiera dibujado un alemán".

sábado, 15 de agosto de 2009

Genera controversia la novela gráfica:

Señor K y los Garcimarrero en la Feria del Libro



Gandhi y Péndulo de Polanco se negaron a venderlo



No es antisemita, sino crítico al totalitarismo: el autor



Javier Hernández Alpízar.– El Señor K será presentado por los hermanos Benjamín y Magno Garcimarrero en la Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil, el viernes 31, a las 18:00 horas. Para el autor de la novela gráfica Señor K, Pavel Ortega, es "muy gratificante tenerlos como presentadores porque, aparte de que tienen una trayectoria humorística en Xalapa, son muy conocidos por su programa de radio", y lo que le gusta, dice, es que los presentadores "no me conocían, nunca habíamos tenido un acercamiento hasta el momento en que les pasé el libro. Les gustó mucho, quedamos de tomar un café, y la perspectiva que me dieron del libro fue otra. Borges decía que cada vez que una persona lee un libro, se reescribe; creo que eso pasó con lo que tienen preparado los hermanos Garcimarrero, que además está muy cotorro."



El humor del libro está dirigido a jóvenes y adultos, aclara: "El humor es de doble lectura, como Mafalda, que tenía cosas que no podía comprender cuando lo leí de niño. Me gustaba mucho el dibujo y todo, pero había cosas que no podía comprender, palabras, conceptos o ideas. Lo mismo pasa un poco con el Señor K."



Cuenta algunas experiencias de lectores niños: "Una amiga me dijo que se lo dio a leer a su hermanito de 10 años y que le encantó. Y hubo una mamá que compró el libro creyendo que era para niños y luego me mandó un mail quejándose de que era muy violento. Depende mucho del criterio con el que eduquen a sus hijos que un niño lo pueda leer o no. Lo cierto es que nunca estuvo enfocado para niños, no es un libro infantil en absoluto. Es más bien para público juvenil, de la edad en que yo hice ese trabajo, cuento tenía veintitantos."



El Señor K ha suscitado controversia. Al respecto, su creador opina que "ha habido gente que no lo ha sabido leer. Lo platiqué con los hermanos Garcimarrero y ellos dicen que no tiene nada que ver. Pero hay prejuicios acendrados, es reiterativo el rollo victimista de los judíos. No se permite decir una mala palabra en contra de los judíos, aunque sea en un contexto dramático y el personaje que lo dice es un nazi."



Cuando tuvo estos problemas, dice Pavel Ortega: "tomé como antecedente el Diario de Ana Frank. Hay mucha polémica y hay quienes creen que es falso, que no lo escribió Ana Frank sino otra persona, porque nunca se ha presentado el diario en manuscrito, y lo que se ha presentado está escrito con bolígrafo, pero el bolígrafo fue introducido en Alemania hasta 1950, y el diario en teoría se escribió en el periodo de los nazis. En muchos párrafos Ana Frank se refiere a los alemanes, no a los nazis, como gente inferior, que el idioma alemán incluso tiene que desaparecer, que son unas bestias. En cierta manera, la gente no se lo puede tomar a mal porque el contexto en que lo está diciendo es el de una perseguida judía que se escondía. Y en Alemania no lo han prohibido porque diga que los alemanes son una cosa o la otra."



Sin embargo, en las primeras páginas del Señor K "hay unos personajes, no es el protagonista, que hablan peyorativamente de los judíos, porque son personajes nazis, y hay gente que lo ha tomado bastante mal. No en general, sino dos o tres personas que son judías y que se lo tomaron muy personal. Es un error".



En la ciudad de México, el libro "tuvo muy buena recepción por las librerías. Lo llevamos al Péndulo, al Sótano. Pero después fuimos a Polanco, el primer sitio donde no lo quisieron. Cuando estaba en Polanco, enseñándoselo al encargado de compras y puso una cara... me di cuenta de que estaba en el lugar equivocado. No lo quisieron. Lo habían aceptado en el Péndulo de Perisur, en la Condesa, en la Zona Rosa, y ya encaminados, dije vámonos hasta Polanco, con la ingenuidad. El veinte de que estaba en Polanco no me cayó hasta que vi la cara del comprador al mirar la página donde están unos niños nazis que dicen estas palabras. Entonces me dijeron: Esto no lo vamos a vender."



Ese primer rechazo le sirvió de preámbulo, para el de Gandhi de México: "Primero lo envié y me mandaron una carta diciendo que el libro no era de interés. Yo dije, ¿cómo va a ser eso? En Xalapa se está vendiendo bastante bien, ha tenido aceptación. Se me ocurrió darme una vuelta y, al llegar, me dijeron que no podían venderlo porque Gandhi es una empresa judía, que los dueños son judíos, y no podían permitir vender un libro como ése. Dijeron que tenía un lenguaje muy violento y antisemita. Les dije que es todo lo contrario."



Y encontró otro lector que le da la razón, Benjamín Garcimarrero: Me dijo que no encontraba antisemitismo, todo lo contrario, se está burlando de los estados totalitarios como el nazismo. Pero estuvo mal leído. Creo que no lo leyeron completo, como mucha gente que opina negativamente porque no pasa del primer capítulo y se asusta."



Eso no lo desanima. En cierta manera le reconforta la polémica: "porque no me hubiera gustado hacer un libro inofensivo, que nada más contara anécdotas, lo que me gusta es que está tocando temas que la gente no quiere tocar. Que se arme ese revuelo y me digan que esta corporación de libros no quiere que éste circule... incluso me dijeron que hay un libro de Rius que tampoco se puede vender en Gandhi: No te lo tomes personal, Los Judíos, de Rius (que antes se llamó: Palestina, del judío errante al judío errado), no puede circular tampoco en las librerías Gandhi."



El libro de Pavel Ortega propone replantearnos la historia, ya que siempre la escriben los vencedores y no los vencidos: "llamar la atención de que la historia no era cómo nos la habían contado, y quitar un poco este rollo de victimarios y víctimas, porque tampoco es así. Los alemanes que vivieron la reconstrucción sufrieron igual y los japoneses de Hiroshima y Nagasaki, a quienes afectó la bomba atómica... Al fin son decisiones tomadas por motivaciones económicas y por gobiernos, no por la población. La población siempre es la víctima, aunque, en teoría, sea la que está en guerra. Las guerras obedecen a intereses económicos y no al patriotismo, como hacían creer en la antigüedad. El nazismo como doctrina toma mucho de la eugenesia y otras doctrinas que se adoptaron antes en Estados Unidos. La guerra de los nazis tampoco hubiera sido posible sin financiamiento norteamericano. La gasolina sintética, de patente norteamericana, que solamente podían usar los nazis. IBM participó del lado de los nazis, en el conteo de los judíos. Coca Cola, y el caucho con el que fabricaban las llantas para la maquinaria de guerra, auspiciado por los norteamericanos. La familia Bush se benefició del lavado de dinero cuando salieron los nazis. La historia hay que revisarla dos o tres veces, no se puede quedar uno con los libros que te dan en la escuela."



Además del tema judío, el tema nazi y la historia oficial, siempre han sido polémicos el tratamiento de la violencia en el cómic y el humor. Incluso el humor de los Garcimarrero ha engendrado alguna vez controversia. La mejor manera de ver de primera mano lecturas, controversias y aclaraciones es en la presentación de Señor K en la Feria del Libro, en el salón de actos del Colegio Preparatorio.



No hay comentarios:

  © Blogger templates The Professional Template by Ourblogtemplates.com 2008

Back to TOP